En Tren: 863 kms. – 6h. 57 min.
Cuando un viaje empieza a las 6:10 de la mañana quiere decir que vamos a dormir poco. Aunque hayas hecho ya la maleta siempre hay cosas que añadir o hacer a última hora. Te dicen que está lloviendo. ¡El paraguas! Aunque lleves chubasquero. ¿Me llevo el trípode? ¿He impreso todo el material?
Alguien pensará, ¿y para que lo imprimes, si lo has colgado en la nube y encima ya no hay roaming? Eso lo contestaré luego. Entre una cosa y otra se te hace la una o las dos te das cuenta que no ha hecho los bocatas, pero bueno, quedas con los compañeros en llamarnos a las 4:30 y con la excitación te das cuenta que ya son las 2:30 y sigues dando vueltas en la cama. Te pones en despertador del móvil, él del reloj y el de la radio, no vaya a ser…
A las 4:25 te suena todo y tu mente piensa, ¿que demonios pasa? y, sobre todo, ¿en que planeta estoy?. Cuando aterrizas, empieza la ronda de whatsapps para ver si todo el mundo está vivo o sigue tan zombie como tú.
Cómo hay tiempo haces los bocatas, desenchufas todo, quitas ejemplo agua, él gas, pones la nevera en “vacation”. Te acuerdas de aquello que casi se te olvida y sales corriendo a la calle para descubrir que aún no las han puesto y como te saludan alegremente los que vuelven de juerga.
Entre las muchas clasificaciones que podemos hacer, yo me voy a fijar en dos tipos de viajeros: los que llegan mucho antes y los que llegan un poco antes o justitos.
Yo soy de los primeros y más de una vez me ha salvado él viaje. Para mi el margen de tiempo ideal es el que te permite volver a casa si te has dejado él pasaporte y volver sin perder el viaje.
Así que llegó a las 5:15, él primero y poco a poco van llegando él resto. Veo que no soy el único. Al final él que más ha dormido he sido yo. 2-3 horas.
El tren sale puntual y es una delicia ver amanecer camino de la frontera.
Girona es la provincia más verde de Cataluña y se ve preciosa con esta luz
Al pasar la frontera primer incidente. De repente no tengo teléfono.
Reviso mil veces la configuración pero nada. No tengo ni internet ni línea. Estoy muerto. Aquí se descubre la importancia de llevar todo también impreso.
Intento llamar a Movistar con él teléfono de mis compañeros pero tampoco. Camino de París lo consigo pero la cobertura va y viene y se corta constantemente. Y además me llaman la atención, porque en los trenes franceses no dejan hablar por teléfono en tu asiento. Te piden que vayas a la plataforma. Así que al final llego a París incomunicado.