19 Kms en bici y 3 Kms. caminando.
El día amanece soleado en Amsterdam, o por lo menos sin lluvia así que decidimos que es un buen día para alquilar bicicletas a pesar de lo que explicaba el día anterior. Si en Copenague ya se había convertido en una locura hacerlo aquí era bastante peor. La mezcla anárquica de peatones, bici, tranvías y coches lo leva a un nivel superior,al menos en el centro. Los paseos por algunos canales menos congestionados es otra cosa.
De entrada vamos hacia el Vondelpark, enorme, y uno de los pulmones de Amsterdam. La gente aprovecha el buen día y sale a pasear por el parque, turistas, gente haciendo deporte u otra solamente disfrutando del espacio y el clima que no suele ser tan apacible por aquí.
Después de recorrerlo de arriba a abajo con las bicis voy hacia el Rïsjmuseum mientras mi colega decide seguir paseando en bici por la ciudad.
La cola es enorme y tardo casi una hora en entrar pero vale la pena. me pierdo con la autoguía por las galerías. Me encanta la fotografía y la pintura, así que estoy en mi elemento. Estoy casi tres horas porque mi espalda no me permite más. ¿Qué me gustó más? Quizas los cuadros de Vermeer y su luz especial y algunos cuadros costumbristas del siglo XVII.
De vuelta al apartamento paso por mi fritería vegetariana preferida, maoz, a cargar patatas fritas y a comer y a descansar un poco antes de la sesión de tarde. Mientras espero a que vuelva el compañero me doy una vuelta por el mercado de tulipanes viendo los bulbos y los precios de los souvenirs. Luego bajo hasta la plaza Rembrandt, con su estatua y una representación en escultura de la ronda de la noche, y disfruto de un cantante callejero buenísimo. Me apunto su nombre para buscarlo a la vuelta. Capti Rando.
Por la tarde seguimos con la bici. Vamos hacia el centro y ha los canales que poco a poco vamos conociendo. La tarde se va poniendo tormentosa y una luz increíble se apodera de la ciudad. Despido otra vez a mi compañero de viaje que prefiere seguir paseando en bici y yo la aparco y me dedico a hacer fotos intentando captar esa luz. Me encuentro con el regalo de una chica sentada en una ventana que da al canal, de postal.
En bici pero parando cada 100 metros para hacer fotos vuelvo hasta el apartamento, devuelvo la bici y me llego hasta la plaza Rembrandt que está un poco más abajo de nuestro apartamento. Es una tarde de agosto y toda la gente está en la calle. Ya no está el músico callejero pero hay otro artísta lanzando pompas enormes de jabón para delirio de los chavales. Aquí la gente parece bastante feliz y despreocupada. Vive y deja vivir podría ser su lema.
Sigo mi camino disfrutando del maravilloso atardecer en Amsterdam. Un poco más abajo y me encuentro con el canal Amstel y un poco más allá, bajo una luz increíble, el puente levadizo de Walter Süskindbrug. Espectacular.
Cuando vuelve el compañero vamos a cenar también a la plaza Rembrandt. Terminamos en la terraza de un restaurante americano y disfrutamos de una fresca noche holandesa y de la animación de la gente en la plaza.