A pié: 10,3 km – 2 h 1 min
En Tren: 144 km – 1 h 42 min
En Tram – metro: 23,9 km – 1 h 13 min

 

Hoy vamos a París. Tenemos que ir de Gante a Bruselas y allí coger un intercity a París.

Como tenemos tiempo decidimos ir a dar un ultimo paseo por Gante. Es domingo y las calles está vacías y tranquilas. La ciudad aun no se ha despertado.

Con las maletas ya recogidas en el hotel vamos a desayunar a al Caffé Rosario, junto a la casa gremial de los Albañiles con su tejado de bailarines y la iglesia de San Nicolás, donde sorprendemos una misa cantada y concelebrada por varios religiosos.

Luego nos damos una ultima vuelta por el  puente de San Miguel, el famoso Hostel Uppelink y el Graslei y el Korenlei, emblemáticos de Gante y ahora vacíos. Seguimos el canal de Lieve y volvemos por la Plaza del ayuntamiento. No está mal el paseíto

Llega la hora de la marcha. Recogemos el equipaje del hotel y vamos a coger el Tram hacia la estación. He estudiado los horarios porque es domingo y hay que tenerlo en cuenta.

Mi compañero de viaje es de los que va siempre con el tiempo justo y yo de los que voy una hora antes mínimo asi que, después de negociar, cogemos el penúltimo Tram para ir bien y luego el tren hacia Bruselas, una media hora de duración.

Una vez en Bruselas y después de revisar un rato los paneles de información no vemos ningún tren hacia París. Estamos en Bruselas Central. Bueno pues de revisarlo todo nos damos cuenta, con pavor, que  nuestro tren sale desde Bruselas Sur y que vamos justísimos de tiempo. Suerte del margen que llevamos, si no ya lo habríamos perdido.

Cogemos a la carrera, y sin billete, el primer tren hacia Bruselas Sur, una parada, y al llegar, otra vez a la carrera, hacia nuestro anden, pero, como es un viaje entre países, o porque es un AVE, hay que pasar un control de equipajes.

Hay dos filas. Mi compañero de viaje lo pasa sin problemas, pero yo tengo una americana delante que es un desastre, no se aclara, y ralentiza mucho la fila.

Cuando consigo salir de la ratonera, nueva carrera frenética, con las maletas para coger el tren. No sabemos como pero conseguimos subir, y, apenas 5 minutos más tarde, arrancamos. Lo hemos cogido porque ha salido con 10′ de retraso.

Con el corazón aun en la boca y muy sudado, me acomodo en mi asiento y compadezco a mi compañera de asiento que me tendrá que aguantar, sudado, hasta París.

​Llegamos sobre las 2 y una hora más tarde estamos en nuestro hotel, el Brighton, frente a las Tullerias, con vistas, lejanas, a la Tour Eiffel.

Estaremos día y medio en París y decidimos ir a ver La Defense, el nuevo barrio de negocios de Paris, a las afueras, dominado por el “Arco de la Defense“, un edificio espectacular de forma de marco rectangular y  al que se puede subir y poder ver vistas inéditas y espectaculares de París.

La Defense, aunque es algo digno de ver, no lo es para pasar demasiado tiempo allí. Una vez subido al gran arco y disfrutado de las vistas, es como pasar la tarde en una gran superficie, eso si con muchos edificios singulares ultramodernos.

Finalmente convenzo a mi compañero de viaje de aprovechar mejor la tarde y cojemos el metro hacia el Arco de Triunfo, en la Plaza Charles de Gaulle, antigua Place de l’Etoile. El trayecto hasta la Defense es verdaderamente largo, tardamos bastante en volver.

La Plaza Charles de Gaulle se puede atravesar para llegar al Arco de triunfo de dos maneras. Por la superficie, jugandote la vida, para los amantes de los deportes de riesgo, porque no hay semáforos, es un gran carrefour, y en ella desembocan unas 12 calles o por un paso subterráneo que hay gente que no ve. No lo recuerdo hace más de 30 años, la primera vez que lo visité, Entonces practiqué el sprint urbano, todavía no hacía atletismo pero conseguí llegar y volver vivo. Tiene mérito porque los coches te pitan pero no se paran.

Fuímos paseando por la Avenida de los Campos Elíseos que, al menos en esta época del año, parecen la Ramblas y entramos en algunas tiendas que nos llamaron la atención. Hacia la mitad vimos que no estabamos tan lejos de la Torre Eiffel y fuimos para allí. El contraste de la riada de gente de los campos Elíseos a las calles adyacentes era notorio.

 

Quizás el mejor momento para ver la Torre Eiffel sea el atardecer y llegamos en el momento perfecto, siguiendo el Sena.

Esta vez no subimos. La cola es grande. Asi que la disfrutamos a distancia. Hay muchísima gente.

Oscurece y vamos al Trocadero, la vista más majestuosa de la Torre Eiffel. Sigue estando abarrotado y es dificil encontrar un hueco para hacer buenas fotos. No llevo trípode pero habría sido difícil poderlo colocar.

 

Seguimos caminando hasta la estación de metro de Chaillot y lo cogemos hasta el Hotel de la Ville, el ayuntamiento, un poco más allá de muestro hotel.

Frente al Hotel de la Ville han puesto una pantalla gigante y están retransmitiendo un evento deportivo, no recuerdo cual. Atravesamos Le Pont d’Arcole y pasamos por delante de la iglesia de Notre Dame camino del Barrio Latino para cenar.

Acabamos en la Cour de la Huchette, especialidad en fondues, la mía de carne. Después de la paliza de todo el día queremos darnos un homenaje. Esta mañana estábamos desayunando en Gante.

El camarero o dueño, no lo sabemos pero manda, es griego y fue entrenador de una atleta famosa griega. El mundo da muchas vueltas.

Después de cenar paseo por la orilla del Sena y Tullerías hasta nuestro hotel. El día ha sido largo.

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