Día 13 de Agosto – Gante – Bruselas – París

Día 13 de Agosto – Gante – Bruselas – París

A pié: 10,3 km – 2 h 1 min
En Tren: 144 km – 1 h 42 min
En Tram – metro: 23,9 km – 1 h 13 min

 

Hoy vamos a París. Tenemos que ir de Gante a Bruselas y allí coger un intercity a París.

Como tenemos tiempo decidimos ir a dar un ultimo paseo por Gante. Es domingo y las calles está vacías y tranquilas. La ciudad aun no se ha despertado.

Con las maletas ya recogidas en el hotel vamos a desayunar a al Caffé Rosario, junto a la casa gremial de los Albañiles con su tejado de bailarines y la iglesia de San Nicolás, donde sorprendemos una misa cantada y concelebrada por varios religiosos.

Luego nos damos una ultima vuelta por el  puente de San Miguel, el famoso Hostel Uppelink y el Graslei y el Korenlei, emblemáticos de Gante y ahora vacíos. Seguimos el canal de Lieve y volvemos por la Plaza del ayuntamiento. No está mal el paseíto

Llega la hora de la marcha. Recogemos el equipaje del hotel y vamos a coger el Tram hacia la estación. He estudiado los horarios porque es domingo y hay que tenerlo en cuenta.

Mi compañero de viaje es de los que va siempre con el tiempo justo y yo de los que voy una hora antes mínimo asi que, después de negociar, cogemos el penúltimo Tram para ir bien y luego el tren hacia Bruselas, una media hora de duración.

Una vez en Bruselas y después de revisar un rato los paneles de información no vemos ningún tren hacia París. Estamos en Bruselas Central. Bueno pues de revisarlo todo nos damos cuenta, con pavor, que  nuestro tren sale desde Bruselas Sur y que vamos justísimos de tiempo. Suerte del margen que llevamos, si no ya lo habríamos perdido.

Cogemos a la carrera, y sin billete, el primer tren hacia Bruselas Sur, una parada, y al llegar, otra vez a la carrera, hacia nuestro anden, pero, como es un viaje entre países, o porque es un AVE, hay que pasar un control de equipajes.

Hay dos filas. Mi compañero de viaje lo pasa sin problemas, pero yo tengo una americana delante que es un desastre, no se aclara, y ralentiza mucho la fila.

Cuando consigo salir de la ratonera, nueva carrera frenética, con las maletas para coger el tren. No sabemos como pero conseguimos subir, y, apenas 5 minutos más tarde, arrancamos. Lo hemos cogido porque ha salido con 10′ de retraso.

Con el corazón aun en la boca y muy sudado, me acomodo en mi asiento y compadezco a mi compañera de asiento que me tendrá que aguantar, sudado, hasta París.

​Llegamos sobre las 2 y una hora más tarde estamos en nuestro hotel, el Brighton, frente a las Tullerias, con vistas, lejanas, a la Tour Eiffel.

Estaremos día y medio en París y decidimos ir a ver La Defense, el nuevo barrio de negocios de Paris, a las afueras, dominado por el “Arco de la Defense“, un edificio espectacular de forma de marco rectangular y  al que se puede subir y poder ver vistas inéditas y espectaculares de París.

La Defense, aunque es algo digno de ver, no lo es para pasar demasiado tiempo allí. Una vez subido al gran arco y disfrutado de las vistas, es como pasar la tarde en una gran superficie, eso si con muchos edificios singulares ultramodernos.

Finalmente convenzo a mi compañero de viaje de aprovechar mejor la tarde y cojemos el metro hacia el Arco de Triunfo, en la Plaza Charles de Gaulle, antigua Place de l’Etoile. El trayecto hasta la Defense es verdaderamente largo, tardamos bastante en volver.

La Plaza Charles de Gaulle se puede atravesar para llegar al Arco de triunfo de dos maneras. Por la superficie, jugandote la vida, para los amantes de los deportes de riesgo, porque no hay semáforos, es un gran carrefour, y en ella desembocan unas 12 calles o por un paso subterráneo que hay gente que no ve. No lo recuerdo hace más de 30 años, la primera vez que lo visité, Entonces practiqué el sprint urbano, todavía no hacía atletismo pero conseguí llegar y volver vivo. Tiene mérito porque los coches te pitan pero no se paran.

Fuímos paseando por la Avenida de los Campos Elíseos que, al menos en esta época del año, parecen la Ramblas y entramos en algunas tiendas que nos llamaron la atención. Hacia la mitad vimos que no estabamos tan lejos de la Torre Eiffel y fuimos para allí. El contraste de la riada de gente de los campos Elíseos a las calles adyacentes era notorio.

 

Quizás el mejor momento para ver la Torre Eiffel sea el atardecer y llegamos en el momento perfecto, siguiendo el Sena.

Esta vez no subimos. La cola es grande. Asi que la disfrutamos a distancia. Hay muchísima gente.

Oscurece y vamos al Trocadero, la vista más majestuosa de la Torre Eiffel. Sigue estando abarrotado y es dificil encontrar un hueco para hacer buenas fotos. No llevo trípode pero habría sido difícil poderlo colocar.

 

Seguimos caminando hasta la estación de metro de Chaillot y lo cogemos hasta el Hotel de la Ville, el ayuntamiento, un poco más allá de muestro hotel.

Frente al Hotel de la Ville han puesto una pantalla gigante y están retransmitiendo un evento deportivo, no recuerdo cual. Atravesamos Le Pont d’Arcole y pasamos por delante de la iglesia de Notre Dame camino del Barrio Latino para cenar.

Acabamos en la Cour de la Huchette, especialidad en fondues, la mía de carne. Después de la paliza de todo el día queremos darnos un homenaje. Esta mañana estábamos desayunando en Gante.

El camarero o dueño, no lo sabemos pero manda, es griego y fue entrenador de una atleta famosa griega. El mundo da muchas vueltas.

Después de cenar paseo por la orilla del Sena y Tullerías hasta nuestro hotel. El día ha sido largo.

Día 12 de Agosto – Gante – Bruselas – Gante

Día 12 de Agosto – Gante – Bruselas – Gante

Gante – Bruselas – Gante
112 km en tren (1 h. 30 min) – 11 km a pié (2h 20 min) – 1,6 km en tranvía (6 min)
Salimos otra vez temprano y cogemos el tranvía a Gent-Sint-Pieters. El trayecto es un poco más largo hoy, 56 kms y tres cuartos de hora, pero Gante sigue siendo la mejor base para recorrer la parte flamenca de Bélgica.

El día está plomizo y llegamos a la Estación Central de Bruselas y bajamos hacia la ciudad. La primera parada es en una pequeña plaza frente a la estación donde suele ponerse un mercadillo, en la granja-cafetería, Aux Gofres de Bruxelles, toda una declaración de intenciones. No sabemos los horarios belgas pero son las 11:15 y está a tope. De ahí vamos a las Galerías de la Reina, que forma parte del conjunto de las Galerías reales de Saint Hubert, solución muy adecuada el clima de Bruselas y hechas a imitación de las de Milan, Están bien para pasear y chafardear. Y de ahí a la Grand Place.

Sinceramente Bruselas no me entusiasma. He estado dos veces, siempre con mal clima y no he sabido disfrutarla, ni fotográficamente, ni personalmente.

La Gran Place está a reventar de turistas y es tan grande que no es abarcable a nivel fotográfico salvo que tengas un ultra gran angular o un ojo de pez. Hay que hacer fotos individuales a cada uno de los edificios que tienen historia propia. Los más famosos son El Hôtel de la Ville (el ayuntamiento) y el Musée de la Ville (el museo de la ciudad).
Todos los edificios son muy recargados y cada uno tiene su historia. Con una buena guía, tiempo y paciencia, ninguna de las cuales tenemos, te puedes quedar varias horas solo en esta plaza.

Hay una celebración en mitad de la plaza con dibujos hechos con flores. No recuerdo muy bien el significado pero tenía su continuación en el ayuntamiento.

Estamos un ratito y marchamos por el lado Oeste de la plaza en busca del Manneken Pis.

El Mannequen Pis está cerca del centro. Fácil de encontrar con Google Maps o por el gentío que hay en torno a él. Lo primero que te sorprende al encontrarlo es su tamaño. Es como la Monna Lisa. Has visto tantas fotos de cerca que te lo imaginas mucho más grande. Los bruselenses lo van vistiendo según les parece y la actualidad, con mayor o menor gusto, pero es genial y encantador ver algunos de los disfraces o adornos que le han puesto. En el museo de la ciudad se puede parte de esa colección disfraces.

Otra acción, mucho más escondida y poco conocida es la Jeanneque Pis, en el callejón de la fidelidad. La versión femenina. Mientras que el Mannequen está a la vista y sin apenas protección, la Jeanneque está bastante escondida y protegida por una reja. Ya ha sufrido varios ataques. Sin comentarios.

Callejeando llegamos al Edificio de la Bolsa, de aspecto neoclásico y a la iglesia de San Nicolás, el patrón de los comeciantes.. El centro es como pasear por las ramblas. No nos hemos marcado objetivos, grave error, y confiamos en disfrutar de lo que nos vayamos encontrando, otro error en una ciudad tan grande como Bruselas.

 

Cansados del Centro, nos dirigimos hacia la estación, la pasamos y llegamos a la Iglesia de San Miguel y Santa Gúdula, que se empezó a contruir en 1226, con la estatua de Balduino en la plaza de delante y un ejército de pedigueños en la puerta. La catedral, de estilo gótico, preciosa, sobre todo sus vidrieras.

Luego seguimos caminando hasta el parque de Bruselas, cruzando grandes avenidas que nos muestran lo grande la ciudad y que el centro es sólo una pequeña parte. Tampoco tenemos tiempo, ni nos lo hemos planteado, de ir al Atomiun y pasamos por delante de la embajada americana, llena de cámaras, a las que saludamos, so riesgo de quedar fichados para siempre y regresamos por el parque, donde están poniendo un circo, hacia el centro.

Para comer, tras alabarlas bondades de las friteríes belgas, acabamos en una bastante cutre, la Maneken Frites. La comida pues bueno, ya sabemos donde entramos El sitio, buffff.

Después de esto de vuelta a la estación. Ya hemos tenido bastante de Bruselas, preferimos usar el resto de la tarde para ver mejor Gante.

De vuelta a Gante, sobre las 16:30, cogemos el familiar tram que nos lleva de la estación de Sint Pieters a la parada de Korenmarkt, Hoy hace sol y aprovechamos para ver Gent con otra luz, con lluvia es muy triste.
Es un recorrido similar al del otro día. La plaza del mercado, la del ayuntamiento, El famoso puente de San Miguel o Michielsplein, con vistas a los dos muelles. El Korenlei y el Graslei. Los atravesamos y seguimos por entre los canales hasta llegar al Gravensteen, el castillo de los Condes de Gante.

Por el precioso canal de Lieve nos dirigimos, entre edificios historicos, hasta el Rabot una de las puertas medievales de Gante. Las dos torres se construyeron después de que en 1488 Maximiliano de Austria intententase conquistar la ciudad por allí.

El viaje de vuelta al centro, durante del atardecer de un día de verano soleado en Gante, por el canal de Lieve,  es sencillamente espectacular.

Acabamos en la plaza de Vijdragmarkt, también preciosa en la puesta de sol, buscando un sitio para cenar y volver a a nuestro hotel, después de un día completo pero agotador

Dia 11 de Agosto – Gante – Brujas – Gante

Dia 11 de Agosto – Gante – Brujas – Gante

Gante – Brujas – Gante
 
39,8 km en tren (25 min) – 10,0 km a pié (3h 13 min) – 2,2 km en tranvía (10 min)
 
Temprano cogemos el tranvía a Gent-Sint-Pieters, la principal y preciosa estación de Gante, construida en 1913.

El tren tarda unos 25′ y  te deja en las afueras de Brujas, junto a un parque, el Koning Albert I Park. Atravesándolo llegas a la calle Zuidzandstraat, que nos llevará al centro de Brujas. Hace unos años estuve en Lybeer Hostel Bruges es esta misma calle. Barato, no muy cómodo pero suficiente si te alojas en hostels, y con una ubicación ideal

Brujas, (Brugge, puente) como buena parte de Bélgica, es un parque temático del siglo XVII, Sin duda es la ciudad más representativa, mejor conservada y llena de turistas como nosotros. La cercanía a Gante, nuestra base de operaciones, permite una excursión de un día. Suficiente ya que hay un par de trenes cada hora.

En nuestro camino nos encontramos con la catedral de San Salvador y desembocamos, pasando junto a varias casas de chocolate, en la plaza del mercado o Grote Markt. El corazón de Brujas.

A partir de ahí, es cuestión de ir haciendo excursiones por todas las calles que parten de ella para ver los diferentes puntos turísticos de la ciudad.

Se puede comenzar subiendo al campanario medieval de brujas o Belfort Brugge. Depende del tiempo y la paciencia que se tenga, porque puede haber una cola de dos horas tranquilamente, así que, si se quiere subir, a de ser lo primero que hagamos, bien temprano, que habrá menos cola. Hay buenas vistas pero una odiosa malla de tela metálica que impide sacar buenas fotos.

Frente al campanario tenemos una serie de casas, cada una de un color, que están actualmente ocupadas por restaurantes, para los turistas pudientes que quieren “comer con vistas” en el centro de la ciudad

También los más pudientes se puede dar un paseo en coche de caballos por la ciudad. El resto, pues a pata. Se puede recorrer la ciudad en unas 3 horas sin entrar en los monumentos y museos.

Si alguien quiere conocer brujas a fondo puede hacer lo que nosotros. Buscar una cafetería / pastelería que tuviera croisants. Un capricho. Más de una hora buscando. Resultado: en Bélgica lo típico son los gofres pero nos sirvió para un conocimiento detallado de todo el centro, sobre todo de sus cafeterías.

Buscando, buscando nos encontramos otro de los puntos más conocidos de Brujas. El Muelle del Rosario.

El resto es pasear, pasear y pasear por callejuelas, canales y puentes.  Los cisnes de los canales desde el puente de junto a la casa Sashuis, Darse un paseo en barca. Chafardear en las mil chocolaterías de la ciudad y probar el maravilloso chocolate belga. Visitar el Beguinaje de Brujas  o monasterio de las viñas, precioso, o la basílica de la santa sangre, muy cerca de la plaza del mercado o la iglesia de nuestra señora,

Después de comer vamos a plaza del mercado y de allí a través de la plaza Juan van Eyck, en el barrio de la Hansa, la liga Hanseática, dirigimos a la parte menos turística de Brujas pero no menos preciosa. El Burg Quarter y el Sint Gillis Quarter siguiendo uno de los canales de la ciudad, donde viven, alejados de la locura turistica del centro, parte de los habitantes de Brujas.

Encontramos las dos únicas casas de madera que quedan en Brujas, el resto se quemaron y la ciudad se reconstruyó en piedra (se prohibió construir en madera a partir del siglo XVII). Cae la tarde y es una gozada el paseo. Sin monumentos, solo la tranquilidad de los canales.

Para rematar, Brujas nos regala un larga tarde con un precioso sol de tormenta y terminamos la visita, agotados, saliendo por el Minewaterpark, camino de la estación del tren

Media hora de tren y llegamos agotados a Gante. Cogemos el tranvía al centro donde nos reciben los bailarines de la casa gremial de los albañiles del siglo XVI y el Belfort. Pasamos delante del Dulle Griet, siempre animado y terminamos en un restaurante de la Vrijdagmarkt o Plaza del Viernes, probando una de mejillones con frites, típico de aquí.

Día 10 de Agosto – Amsterdam – Gante

Día 10 de Agosto – Amsterdam – Gante

Amsterdam – Gante
 
208 km en tren (2h 7min) – 3,0 km a pié (30 min) – 1,7 km en tranvía (8 min)
 
Cogemos el tranvía hasta la enorme estación de Amsterdam Central, que ya empezamos a conocer. Allí cogemos el Talys dirección Paris, aunque nosotros bajaremos en Amberes y allí enlazaremos hacia Gante.

El paisaje no tiene nada especialmente bonito que recuerde. Muchas granjas, creo que de girasoles, pero tampoco presto mucha atención. Amterdam ha calado y voy dándole vueltas a la experiencia. Por suerte mi compañero de viaje ha conseguido asiento en mi vagón aunque no en el mismo asiento (yo llevo interrrail),  así que pongo música y dejo vagar la mirada por el paisaje llano de Holanda.

El viaje hasta Amberes es de aproximadamente una hora y cuarto. La estación de Amberes central está considerada como de las más bonitas del mundo. Construída entre 1895 y 1905. Yo la he visto en más de una película aunque ahora no recuerdo cuales.
Ya estuve en Amberes en un viaje anterior y me pareció bastante parecida a Barcelona, al ensanche concretamente, y a sus calles comerciales. El centro antiguo es reducido pero muy bonito, el puerto y su castillo me gustaron menos. En esta ocasión no salí ni de la estación, suficiente para ver la fotos de boda de una pareja asiática. Bueno. El sitio lo vale.
El viaje de Amberes a Gante pasó en un suspiro. Bélgica es muy pequeña. La idea de plantar el centro de operaciones en Gante es precisamente su equidistancia. A una hora de Brujas, en un sentido, y a una hora de Bruselas, en el otro. Además no es tan turística como Brujas y los alojamientos son más baratos.

Gante nos recibe bajo la lluvia. Bajamos en Gante Dampoort. Parecía más cerca de nuestro hotel, y desde allí cogimos un taxi. Creo que nos equivocamos. Quería enseñarle la ciudad donde también había estado y de la que tan bien le había hablado a mi compañero de viaje, pero, bajo la lluvia, aunque es bonita, pierde algo de su encanto. Es más oscura y es menos cómoda de ver. Pero bueno, paraguas y a caminar.

Salimos del hotel y pasamos junto al City Pavilion y el Market Hall. Eso que se llaman edificios singulares pero que en mitad de un casco antiguo del siglo XVII no pegan ni con cola. De entrada lo que te cuesta es saber que demonios son. Eso sí, para protegerse de la lluvia van de cine.

Justo detrás está la Iglesia de San Nicolas, preciosa y tras ella el Korenmarket, el antiguo mercado de grano. Una plaza enorme, llena de terrazas y restaurantes y el edificio de Correos. Justo detrás de ella, a través del puente de San Miguel están dos de las dos calles más famosas de Gante, La Graslei, el muelle de la hierba y, frente a él, el Korenlei, el muelle del grano. Ambas era de gran importancia para la ciudad. Aquí hay un hostel, el Uppelink, justo junto al puente de San Miguel que debe tener la mejor vista de la ciudad ya que, aparte de lo bonito que es, es una de las zona de reunión de los jóvenes de Gante, ciudad universitaria.

El paseo nos lleva hasta el castillo de los Condes de Flandes (Gravensteen). El castillo no era para defender a la ciudad de los posibles atacantes sino mas bien para defender a los Condes de Flandes de los habitantes de la ciudad, bastante levantiscos, y demostrarles quien mandaba. Frente al Castillo está la Sint-Veerleplein, en la cual está la lonja de pescado, también centro de reunión y muy concurrida.

Siguiendo el canal pasamos junto a dos casas muy antiguas, la Casa de las Siete Obras de la Misericordia. Tiene seis frisos  bajo sus ventanas con representaciones del acto de la Misericordia: la visita a los enfermos, la comida dada al hambriento, el dar de beber al que tiene sed, acoger al peregrino, vestir al desnudo y visitar a los presos. La última, “enterrar a los difuntos” no está representada. Un poco estropeadas pero preciosas.

Cruzando el canal desembocamos en la plaza Vrijdagmarkt o Mercado del viernes con la estatua de Jacob van Artevelde con su brazo levantado señalando hacia Inglaterra. El motivo es que consiguió anular el boicot de la lana inglesa en la guerra en la guerra de los 100 años devolviendo la prosperidad a Gante. No le sirvió de mucho, fue asesinado en un levantamiento popular de los irascibles habitantes de Gante. En este plaza también se llevaban a cabo ejecuciones.

Aquí hay uno de los bares o pub más peculiares de Bélgica. En él encontraréis todo tipo de cervezas. Algunas las sirven en copas enormes y preciosas que imagino que la gente se llevaba de souvenir, así que cuando pides una cerveza en uno de estas copas/jarras en prenda debes dejar uno de tus zapatos. Ese zapato lo introducen dentro de una cesta metálica que izan hasta el techo. Cuando devuelves la copa ellos te devuelven el zapato. Muy curioso, original y divertido.

Cuando el camarero me pregunta que cerveza quiero le digo que una suave y no grande. Me trae una buenísima, blanca, pero al levantarme compruebo que será suave de sabor pero te deja las piernas bastante flojas.

Paseamos para asimilar la cerveza y nos topamos con el super cañon medieval Dulle Griet,la loca Rita“, en honor de un personaje del folclore flamenco.

Cenamos en la Brasserie Bridge, junto al teatro real, donde me regalo una carbonade flamenca (carne estofada con patatas) con salsa a la cerveza negra local. Tremendo. La carbonade es un plato típico belga y del norte de Francia

Y de ahí, aún bajo la lluvia, por las preciosas calles de Gante a nuestro hotel.

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