Dia 5 de Agosto, Sábado – Aarhus

Dia 5 de Agosto, Sábado – Aarhus

A pié: 4,1 km – 45 min
En coche: 9,6 km – 42 min
En Bus: 2,9 km – 10 min

 

Último día en Aarhus. Tengo la oportunidad de ir a Roskilde pero sigo cansado, no sé si mental, físicamente o probablemente ambas cosas. Mañana empezamos el regreso y aunque la vuelta es muy progresiva, de hecho es casi la mitad del viaje, no se si quiero ahorrar fuerzas o simplemente estoy de bajón por dejar Dinamarca, que me ha encantado.

El caso es que decido quedarme en Aarhus e ir a las pistas. Por la mañana voy a ver las finales de 800. una prueba en la que somos muy fuertes y en las que participa uno del grupo. Primero me paso por la zona de merchandising, no muy grande y que ha ido variando mucho a lo largo de los años. Hace años había uno paralelo organizado por los propios atletas para pagarse el viaje o sacarse algún dinerillo. Sobre todo los rusos. Podías conseguir desde las consabidas matrioskas a alguna medalla de la segunda guerra mundial o de Moscú 80. Paso luego por el puesto de salchichas y convenientemente alimentado voy a hacer fotos a la pista.

La luz es cambiante. Llueve y hace sol y así constantemente y las fotos lo agradecen. Quizás las mejores del viaje en lo referente a atletismo. Nuestro compañero no defrauda y queda campeón de Europa de 800 de su categoría en una pelea tremenda y tirándose sobre la línea de meta. Toda su familia está en la grada animándole y luego bajan a la pista . Muy emotivo. Y el grupo no veas. Como si hubiéramos ganado nosotros.

Algo muy bonito de estos campeonatos y de los de los veteranos en general es la deportividad y el compañerismo, en general. Es típica la foto de todos los competidores juntos al acabar la prueba. Todos queremos ganar pero nos alegramos también si gana otro porque, después de tantos años somos todos amigos.

 

​Vuelvo a casa a perrear un poco y por la tarde decido coger el bus 11 hacía Viby, el segundo estadio del que han hablado muy bien. El 11 es teóricamente el bus deberíamos de haber cogido para ir de casa al estadio y luego seguía hacia el segundo estadio, el de Viby, pero como uno del grupo tenía coche sólo lo he cogido yo alguna vez de vuelta.

Salimos del centro por Frederiks Allé y poco a poco vamos dejando el núcleo de Aarhus para adentrarnos en la zona residencial. Casas de alto standing con jardines, cada vez más espaciadas. salimos de la ciudad.

Cuando llegó a Viby resulta que ya han acabado todas las pruebas y lo están desmontando todo. El estadio está rodeado de inmensas extensiones de verde para poder correr o simplemente disfrutar. Esto es lo que les ha gustado a los de mi grupo que son corredores de fondo. Yo, como saltador, me impresiona menos.

Cruzo la carretera y tomo el autobús de vuelta. Me pongo en el primer asiento, al lado del conductor y, camino de la ciudad, me gusta fotografiar a la gente que está en la parada esperando. Es una manera de tomar el pulso a la sociedad danesa. Sube todo tipo de gente y cada uno espera a su manera. También saco alguna foto del paisaje urbano que vamos atravesando con el skyline, no muy alto, de la ciudad al fondo.

Sigo en el autobús hacia el centro para dar mi último paseo por la ciudad. Estas cosas prefiero hacerlas solo con mi música. Mi sensibilidad se acentúa y saco mejores fotos.

El sol está bajando e incide sobre la mirador transparente y de colores del museo de arte moderno. Las figuras me recuerdan esas películas animadas antiguas o quizás una reminiscencia de sombras chinescas. Me quedo atrapado como una mosca en una telaraña y pierdo la cuenta de las fotos que saco. Cada grupo de personas que pasea por el círculo transparente cambia la historia. Fascinante.

Encima los rayos de sol se reflejan en una pequeña plaza con un kiosko. Allí me quedo viendo como van cambiando poco a poco los colores según se va moviendo el sol dando un baño de irrealidad a toda la escena.

Me sacan de mi trance unos compañeros atletas que me saludan y con los que hablo un poco. Intercambiamos vivencias durante un rato. Cada uno vive el viaje a su manera. Luego emprendo por última vez el camino hacia mi apartamento. Ultimas fotos para mi memoria visual y camino de mi calle, de la foto no resuelta, me encuentro con los dos últimos supervivientes del grupo que me están llamando y me encuentran de casualidad. El compañero con su hijo ya marcho anteayer a otro apartamento con el resto de su familia que vino más tarde y que hoy le han visto quedar campeón de Europa.

Uno de ellos quiere hacer algo especial, ir a comer una pizza o una hamburguesa, pero el resto creemos que hay comida que gastar antes de emprender el viaje de vuelta. O eso, o la cargamos, o la tiramos.Así que montamos una pequeña fiesta de despedida y vemos los 100 metros lisos del campeonato del Mundo en los que pierde Bolt. El fin de una leyenda.

Hacemos los equipajes para no perder mucho tiempo mañana y a dormir. Última noche en Dinamarca.

Dia 4 de Agosto, Viernes – Aarhus

Dia 4 de Agosto, Viernes – Aarhus

A pié: 4,7 km – 48 min (azul claro)
En bus:  700 m – 5 min (azul oscuro)

 

Hoy Aarhus. Llevo mucho trote y pienso que así descansaré un poco. Nada más lejos de la realidad. Lo único que me ahorro es el viaje en tren.La idea es ir a ver el Dem gamle by. Una muestra de la arquitectura danesa con cuatro ambientes o épocas. Una especie de museo etnográfico con casas y figurantes.
Está en la parte norte de la ciudad, no muy lejos del centro, así que vamos caminando. Accidentalmente no topamos con el museo botánico, muy moderno y que nos gusta bastante. También con diferentes ecosistemas. llama la atención los lavabos. Cada uno decorado según un tipo de ecosistema.

 

Está en una colina. Abajo se encuentra el Dem Gamle By. Mis compañeros deciden no entrar, es caro y prefieren hacer una excursión en bicicleta. Yo, medio antropólogo, prefiero darme una vuelta y ver como vivían los daneses.
A las pocas casas me doy cuenta de lo cansado que estoy. Sigo durmiendo mal y mi dieta de salchichas tampoco es la mejor. Aun así lo encuentro bastante interesante, también por los figurantes que representan muy bien su papel y son muy amables posando para nuestras fotos. Van recorriendo el recinto. En ocasiones te los encuentras en calles pequeñas, sin más turistas a la vista y realmente te trasladan a la época de sus trajes. Buenas fotos.

 

También hay carros con caballos que te dan vueltas por la mini ciudad.
Recupero un poco de fuerzas en una plaza y me salto la parte moderna. parece un centro comercial.
Solo salir cae el chaparrón acostumbrado. Tremendo. Me protejo en una marquesina de la parada del bus y ya que tengo esa aplicación de bus con billetes virtuales decido aprovecharla y me monto en uno que va hacia el centro.
Bajo cerca de la catedral y aprovecho para entrar y verla. Luterana, sobria. También me acerco al museo vikingo del centro de Aarhus. Está en el sótano de un banco y la entrada es gratuita. Muy pequeño pero interesante.
Salchicha en un puesto callejero de la calle peatonal para mantener mi dieta, nada que ver con la las pistas que son mas grandes y mejores. Tengo que pedirla con pan porque si no te la dan a pelo. Aquí la gente come mucho en la calle, al menos en verano.
De vuelta a casa paso por delante del museo de arte moderno y su llamativo mirador de colores. Es hipnótico.
Atravieso el puente y, por una vez, llego a casa con luz de día. Ahí está mi foto no resuelta. De día no tiene ni la mitad de su encanto.

 

No me sienta muy bien y al llegar a casa me tiro la tarde en el sofá viendo los campeonatos del mundo de atletismo por la tele y aprovechando que tiene Netflix, la serie “Stranger Things” casi entera.
En los viajes que he hecho en coche, costa a costa, Mediterráneo – Báltico, después de un inicio frenético, con muchas horas de viaje en coche y visitas exhaustivas de ciudades, siempre había algún día en el que, derrengados, lo desperdiciábamos tumbados en algún camping, cogiendo fuerzas para las siguientes etapas. Quizás sea hoy uno de esos días o simplemente es que me ha sentado mal la comida.
Cae la tarde, interminable, y va llegando la gente. Los de la bici se han pegado una buena paliza pero están contentísimos y se extrañan de que me haya quedado toda la tarde en casa. En fin, cena de grupo y a descansar.

Dia 31 de Julio,  Lunes – Aarhus – Marselisborg Dyrehave

Dia 31 de Julio, Lunes – Aarhus – Marselisborg Dyrehave

A pié:  13,2 km – 2 h i 40 min – (azul claro)
En coche: 5,5 km – 23 min – (azul oscuro)

Continuamos en Aarhus.
Hoy vamos a visitar un parque, el Marselisborg Dyrehave, que visitaron unos del grupo en el que hay ciervos en semi libertad. Dyrehave significa “parque de ciervos“.
Estos ciervos no son nada tímidos. Están acostumbrados a la presencia humana y en cuanto ven que tienes zanahorias, chuches para ellos, que venden en la entrada, se te acercan en manada y te avasallan. Que un perro se te suba es una cosa pero que lo haga un ciervo es una cosa muy diferente. Si llevas comida en alguna bolsa, ojo, también te la pueden quitar.

Hemos visto entre 50 y 100 ciervos de diferentes especies que campan a sus anchas por este parque y precioso. Sólo junto a la entrada se pueden arremolinar una cincuentena de ciervos. Hay un camino que sube por una colina pero no lo seguimos porque aquí ya tenemos más ciervos y corzos de lo que podemos asimilar.

Luego, siguiendo un maravilloso camino bajamos a la playa en la que había un embarcadero circular de madera, sobre el agua por el que podías pasear. Nos volvió a caer el chaparrón de cinco minutos habitual que aguantamos perfectamente bajo los árboles y luego salió el sol. Esto es Dinamarca.

De vuelta al coche no podemos evitar volver a entrar al parque de los ciervos (la entrada es gratuita), pero esta vez nos adentramos un poco más y vemos que es mucho más grande de lo que pensábamos. Nos encontramos con otras manadas, algunos de especies de diferentes de ciervos o corzos. No entendemos del tema.

El parque es sencillamente maravilloso.

De ahí a las pistas para ver las semifinales de 400 m. femenino que corre la chica del grupo. Cuarta, lástima. Sólo las tres primeras de cada serie pasan a la final.

 

Luego a casa a descansar un poco y por la tarde a descubrir un poco más de Aarhus haciendo tiempo para la cena con uno de mi club con el que he quedado. Con la chica del grupo que ha corrido el 400 por la mañana nos topamos con el museo de arte moderno, cerrado ya, con un mirador circular de 360 grados de colores que me fascina fotográficamente.

Encontramos también los juzgados y luego damos un paseo por calles llenas de restaurantes hasta llegar a la Catedral.

Luego, al volver por la calle peatonal, llegamos hasta la Iglesia Católica de nuestra Señora y allí nos reciben con una copa de vino.
– Blanco o negro – nos preguntan.
Es el aniversario del nacimiento de San Ignacio de Loyola y, después de una ceremonia, para la que han dispuesto todas las sillas en torno a un centro, al estilo protestante, lo están celebrando invitando a vino a los que se acercan a la iglesia. Curioso.
No saben lo peligroso que es invitar a vino a atletas que no están muy acostumbrados a ello. Todo ello despierta nuestra locuacidad y hablamos un rato con los dos voluntarios de la puerta, un par de vikingos grandotes y con una brasileña que habla un poco de español/portugués y que tiene algún papel de la comunidad. Luego hablamos con el cura, muy joven, que nos explica que es la única iglesia cristiana de Aarhus y que los cristianos son solo un 20% en Dinamarca. Son jesuitas, por supuesto.

Ya es tarde y he de llegar a mi cita. Enfoco a mi compañera en dirección a casa, espero que llegue, y voy a ver mi compañero de club que me espera a la puerta del hotel. Son las 20h. he aprendido del otro día. Nos tropezamos con otro atleta y acabamos en el Bodegaen, donde no pudimos tomar la cerveza el otro día. Tiene unas vistas al canal muy bonitas así que cogemos una mesa junto a las ventanas.
No se cena mal aunque las mini hamburguesas que me pusieron a mi picaban como demonios. Los platos de salmón a la parrilla, tremendos.

De vuelta a casa, otra vez fotos a la calle del apartamento y el anochecer de Aarhus.

Algún día conseguiré lo que quiero, y de nuevo bromas en el apartamento sobre mi supuesta vida juerguista y sobre mi compañera de paseo que parece ser que llegó con la copa aun en la mano.

Dia 30 de Julio, Domingo- Aarhus – Moesgaard y reunión vikinga

Dia 30 de Julio, Domingo- Aarhus – Moesgaard y reunión vikinga

 

 

Caminando: 8,8 kms – 1h 44′ (azul claro)
En coche: 17.5 kms – 1h 7′ (azul oscuro)

Hoy toca museos. Vamos a ver el Museo Moesgaard. Tengo interés por ver la exposición permanente sobre los vikingos que tienen y luego iremos a una reunión vikinga con mercadillo y otras actividades que hacen junto a la playa.

El día aparece amenazador, para variar, lo cual no es óbice para que nos hayamos despertado sobre las 6 de la mañana por la luz que entraba por las ventanas.

Al museo iremos 4, el resto compiten o entrenan.

El Gps nos lleva por la costa donde podemos ver un precioso paseo con gente corriendo, en bici o patines. Un poco más adelante nos encontramos con un coche que están sacando del agua. Todavía chorrea colgado de una grua. No sabemos que ha pasado pero de la carretera al agua hay un buen trozo. Había que estar muy pasado para llegar hasta allí.

Empieza a llover justo cuando estamos aparcando en un parking situado al lado del museo, pero vamos preparados así que apenas nos mojamos.

Estuve en este mismo museo en el 2004 y no se parece en nada. Han hecho un animalada de cemento en forma de rampa, espectacular. Yo recordaba algo mucho más pequeño.

El museo es carillo, Son 144 Dkk, sobre los 20€, pero vale la pena y hay dos exposiciones, la vikinga y otra sobre la evolución de la cultura humana. ¡Qué bien! Dos de mis temas preferidos como arqueólogo y medio antropólogo.

La primera que vemos es sobre la evolución humana, tanto biológica como cultural. Ya en la entrada hay unas reproducciones a escala natural que van desde Lucy e incluso antes hasta Stephen Hawking. Impresionantes

Pero luego explota hasta el máximo las nuevas tecnologías y hacen de la exposición algo fascinante. Si es permanente hay que verla. Incluso hay un apartado de realidad virtual que te sitúa en un paisaje de la prehistoria y que si te miras a ti mismo tu cuerpo también te ves como un hombre primitivo.

La exposición vikinga me decepciona un poco, pero es que la anterior había puesto el listón altísimo. Y eso que, como hay la reunión vikinga, muchos de los participantes han venido a ver también el museo, todos con sus caracterizaciones cuidadas al máximo según la zona de la que vienen. Así que igual estabas viendo una cabaña vikinga y de repente se te ponían un par de enormes vikingos a cada lado con sus trajes de piel y cascos. !Ups! También había vikingas pero no vi vikinguillos.

En el museo nos dicen que la reunión es en la playa y nos indican la dirección a seguir, pero no hace falta, solo tenemos que seguir el reguero de gente. Junto al museo hay lo que parece una reproducción de una antigua iglesia cristiana vikinga.

Parece ser que ha caído la mundial mientras estábamos en el museo. De esa nos hemos salvado, pero la lluvia ha convertido los caminos, a través de un bosque precioso, en monumentales barrizales y conforme la gente va yendo hacia allí están cada vez peor.

Después de ponernos de barro hasta los tobillos y evitar varias caídas, pasamos por un antiguo molino de agua y un restaurante y 800 metros más allá el bosque se abre y está la entrada. El ticket del museo sirve, asi que eso que nos ahorramos. Con nosotros viene el hijo de uno de los corredores de 17 años. No paga nunca nada. Todo lo cultural es gratis para los menores de 18 años. Un chollo para ellos.

La reunión es algo más que el mercadillo que nos habían dicho. Durante el verano se celebran varias de estas concentraciones de amantes de la cultura y tradiciones vikingas. Viene gente de todos los países que han tenido asentamientos vikingos, lo que equivale a decir que de toda Europa, con especial presencia de los países bálticos, eslavos y Gran Bretaña. Todos llevan sus vestidos, como he dicho, cuidado hasta el más minimo detalles. Montan sus tiendas, de estilo vikingo por supuesto, y están varios días allí. Sacan sus mercancías y las venden como hacían sus antepasados ya que los vikingos eran también grandes comerciantes aunque no dejaban escapar oportunidades de rapiñar si veían la ocasión y el botín valía la pena.

Caminando o más bien resbalando por el lodazal veo los herreros, los zapateros, los tejedores, los alfareros, los joyeros, etc. Muchos te dan una tarjeta con su página web para que puedas hacer pedidos online. Pero si quieres comprar un buen hacha vikinga o un escudo, este es tu sitio. por cierto los cascos vikingos no llevaban cuernos. eso es cosa de Hollywood para hacerlos parecer más terribles. Aquí es poco menos que un sacrilegio intentar vender cascos así.

En la playa han puesto una barbacoa y también hay una tienda de campaña alargada que se asemeja a las típicas casas vikingas donde puedes y beber algo, quizás hidromiel, no me fije, mientras un grupo de músicos tocas melodías medievales.

También hacen simulacros de peleas, pero al poco de llegar, oímos que debido al barro y lo resbaladizo del terreno se ha suspendido. ¡Lástima! Vemos, eso si, que han puesto una especie de cuadrilátero donde suponemos habrá luchas singulares pero se hace tarde y hay que volver.

De vuelta, por el mismo camino que a la ida, la experiencia nos hace buscar mejores caminos, pero llegamos al coche con barro ya hasta las cejas

Vamos hacia el estadio. Hay la final de 1500 de uno de los del grupo y las de triple. Me he perdido las de mi categoría pero puedo ver la de la categoría en la que entro el año que viene.

El 1500 no va bien y queda 5º. Tenía mejores aspiraciones. Del triple veo tres categorías y en la futura mía un buen amigo y rival queda subcampeón de Europa. Al acabar todas vuelvo con uno de mi club y otro buen amigo hacia el centro de la ciudad. Es el cumpleaños del de mi club y nos ha invitado a unas cervezas lo cual, dado el precio del alcohol por aquí, no es nada desdeñable.

En el autobús pruebo mi app del bus que hay aquí. Pagas 10 billetes a un precio reducido y cuando vas a subir al bus das la señal de inicio en el móvil. A partir de ahí tienes para viajar una hora. Creo que me he precipitado y no voy a gastar los billetes en mi estancia en Aarhus.

El Bus nos deja bajo un puente y tengo un flash de la primera noche que estuve aquí hace 11 años y, muy cansados y un poco desorientados, cojimos el bus hacia la escuela de jardinería de Beder, nuestro alojamiento, tras 30 horas de tren desde Barcelona. El recuerdo estaba escondido y olvidado bajo muchas capas y ha salido a la luz de golpe. Me encanta cuando me pasa esto y recupero algún recuerdo.

Donde íbamos a ir nos dicen que la cocina ya está cerrada. ¿Dónde nos creemos que vamos a las 21:15 de la madrugada? Así que bajamos al canal y probamos suerte en otra. Aquí la cocina cierra a las 21:30 y son y 25, Si pedimos rápido nos atenderán. ¡Menos mal! ¡Por los pelos!

Somos un M-35 y dos M-55. La cena me confirma que soy hijo de mi tiempo y que los gustos (libros, música, películas) y experiencias, incluso a la hora de viajes, son muy similares en gente de edad parecida.
Después de una buena velada nos separamos al salir. Me pongo música, saco la cámara y aprovecho para hacer fotos camino de casa, a unos 15-20′. Modo  Zen.

Paso por el enorme parking de bicis junto a la estación y, al llegar a mi calle, me atrapa la visión de la “no noche” de Aarhus. La calle es estrecha y poco iluminada por farolas amarillentas que cuelgan de cables. Al final de ella, encajonado entre las casas, se ve un fragmento de cielo más claro sobre uno oscuro, de modo que no sabes si está anocheciendo o amaneciendo. Hago varias pruebas que no acaban de convencerme.

En estos casos me gustaría más ser pintor o tener más técnica para reflejar lo que estoy percibiendo.

De vuelta a casa bromas sobre el trasnochador que llega a casa a las 24:00, aunque luego nos quedemos hablando hasta la 1, sabiendo que la luz del día nos despertará antes de las 6.

Día 28 de Julio, Viernes- Aarhus – Campeonatos y Visita Ciudad

Día 28 de Julio, Viernes- Aarhus – Campeonatos y Visita Ciudad

 

4,2 kms – 50 min. caminando (azul claro)
5,6 kms – 22 min en bus (azul oscuro)

Hoy campeonatos.Despertarse en un apartamento con 5 personas tiene su qué. Unos que madrugan más (yo soy de estos) y despiertan a los demás. Colas para él lavabo, conversaciones cruzadas y desayuno animado.

Vamos en coche. Hay dos aparcamientos grandes. Aprovecho para bajar una app para comprar un bono de 10 viajes. Él 11 es él que nos deja mas cerca. Unas 140 krs, unos 20€, si no costarían 200 krs. Él cálculo viene a ser dividir las coronas por 7.

En el estadio sigue la tónica de lluvia, sol y viento. Veo y fotografío algunas eliminatorias de 100 mts.

​En muchos campeonatos hay restaurantes, donde los atletas desayunan y comen a buen precio, esperando sus pruebas o al terminarlas. Suele haber menús y comida sana.

Aquí tenemos hamburguesas, pastas y salchichas. Y cafés y cervezas, repartidos en dos chiringuitos, inteligentemente repartidos, donde, en uno compras la comida, y la pagas, y en él otro la bebida, y la vuelves a pagar.

No suelo, pero tengo hambre y me compro una “salchicha danesa”, que está buenísima y una cerveza. Menú de atleta. Me cuesta acabarla y luego voy a hacer fotos de las pruebas.

Los campeonatos de Aire Libre son un poco más caóticos que los indoor. Las competiciones se reparten en 15 días y cada uno va a lo suyo. Es difícil hacer equipo. La gente va más en grupitos.

Aún así se comparte información y nos informan de un buffet sobre la estación del tren donde se come bien y barato, cosa difícil de creer.

De vuelta a la ciudad se completa el grupo con más atletas y se dan un atracón en él buffet. Después a descubrir la ciudad básicamente recorriendo la isla peatonal.

Entramos en un varias tiendas, comparando precios y reconociendo el terreno. Yo compro té otros miran ropa deportiva. El grupo se va separando y juntando entre la marabunta de gente.

Llegamos hasta el canal y un poco más allá hasta la Catedral, cerrada.

Junto a la Catedral, frente a una plaza está el teatro. Luego por unas calles estrechas con casas interesantes pasamos por la estación de autobuses y llegamos a la del tren y de ahí a casa.

Cuando llegamos a una ciudad o sitio nuevo vemos elaborando un mapa mental que vamos completando durante el tiempo que estrenos en ella. Es típica la frase “ahora que sé donde está todo tengo que marchar”. Y es así. El mapa es tanto más completo cuanto más hayas recorrido la ciudad. Pero cuando ya has estado, ese mapa primigenio no está en blanco y a medida que la vas recorriendo se van activado zonas y recuerdos en tu cerebro.

Y es lo que me pasa aquí. Estuvimos en Aarhus hace 13 años y al pasear, poco a poco recuerdas la catedral, la plaza, el canal… Hay recuerdos ilocalizados, que aparecerán de golpe, y zonas nuevas o que han cambiado completamente. Y Aarhus a cambiado, y mucho.

Cenamos todos en casa. Hemos traído comida que hay que acabar.

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